Lo vi en Instagram: un faro imponente observado desde un pedregal a la orilla del mar.
En uno de esos veranos insoportables, quise huir de Puerto Rico hacia los brazos de una amiga. “No aguanto el calor, no puedo respirar”, le dije. “Vámonos a Montauk”, respondió ella. Una búsqueda rápida me reveló el faro.
Juntas inventamos un viaje en carretera, tan espontáneo como ambicioso, desde la ciudad hasta la punta más al este de Long Island. De camino, campos de lavanda, viñedos, la playa y otros cuerpos de agua amenazaron divertidamente con distraernos de la meta, pero nosotras éramos dos mujeres con una misión.
Llegamos al faro de Montauk, pocos minutos antes del atardecer. El museo estaba cerrado, así que nos conformamos con mirar con admiración esa torre alta que aún sirve de luz y guía. Lindo, pensé. El pedregal no se veía por ninguna parte.
Caminamos algo más hasta que encontramos un corredor solitario, escoltado por la maleza. Con un poco de susto en el cuerpo, nos aventuramos. Caminamos más. De repente, sin mucho anuncio, el suelo dejó de ser suelo y se convirtió en un campo de piedras de todas formas y colores que mantenía a raya al mar. Desde ahí, el faro. Desde ahí, el sol.
Sería fácil pensar que si una persona, enferma y triste, sale corriendo del sol asfixiante de su país, sería incapaz de conmoverse hasta las lágrimas por sentirlo en otro lado. No fue el caso.
Ese sol perfecto, redondo y poderoso, cuyos rayos me cegaron por un momento, pareció reposar en mis manos. En un instante, todo se detuvo y todo fue silencio. Entonces sentí devuelta la certeza de que la recuperación, mi recuperación, seguía siendo posible.
Conmovida y agradecida, miré mis pies. Los encontré firmes otra vez, rodeados de piedras de todas formas y colores. Elegí una para traer a casa y siempre recordar que- aunque todo parezca roto y perdido- siempre existe algo que no se apaga, siempre existe algo que no muere nunca.
* Escrito por Verónica Rivera Torres, como parte del taller de escritura Conecta, impartido por Laura Lazzarino (@losviajesdenena) y Pamy Rojas (@cuentosverdes), 12-13 de agosto de 2023 en Guánica, Puerto Rico. Fotos de Verónica Rivera Torres.
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